En los últimos días se han producido una serie de disturbios en ciudades de todo el continente europeo. Durante el fin de semana, hubo protestas violentas en las calles de ciudades de varios países en contra de los confinamientos.

En Holanda (Países Bajos), los manifestantes se enfrentaron con la policía, arrojaron piedras, lanzaron fuegos artificiales y quemaron vehículos.

Las autoridades respondieron utilizando porras, perros, caballos, cañones de agua e incluso disparos.

El primer ministro holandés, Mark Rutte, describió las repetidas noches de disturbios como "pura violencia".

En Bélgica, las grandes marchas de protesta se volvieron violentas cuando los manifestantes destrozaron vehículos policiales y los agentes respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.

El sábado, unas 40.000 personas marcharon por las calles de la capital austriaca, Viena, en una protesta mayoritariamente pacífica, organizada por el Partido de la Libertad, de extrema derecha.

También se registraron manifestaciones en Italia, Dinamarca y Croacia.

Holanda (Países Bajos) impuso un cierre parcial de tres semanas después de registrar un aumento récord de los casos de coronavirus. Los bares y restaurantes deberán cerrar temprano y se ha prohibido la presencia de multitudes en los eventos deportivos.

Bélgica ha endurecido las reglas sobre las mascarillas, incluso en lugares como restaurantes donde ya se requieren pases de vacunación, y la mayoría de las personas tendrán que trabajar desde casa cuatro días a la semana hasta mediados de diciembre.

Otros países de la región, como Alemania, Grecia y República Checa, han introducido o están a punto de introducir medidas similares.
Sin embargo, Austria ha tomado las medidas más estrictas.

Además de imponer un cierre nacional completo, que obliga a las personas a quedarse en casa excepto por razones esenciales, se ha convertido en el primer país europeo en hacer que la vacunación contra la covid-19 sea un requisito legal, y la norma entrará en vigor en febrero.