Este martes, los precios del crudo subieron un 11% después de que Rusia comunicara que las conversaciones con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) pueden continuar, a pesar de que un par de días antes habían caído en un punto muerto.

El pánico se apoderó de las bolsas de todo el mundo ayer, el “lunes negro”, debido a una guerra de precios desatada por Arabia Saudita que hizo desplomarse el petróleo a su valor más bajo en 30 años.

El ministro de Energía de Rusia, Alexander Novak, dijo que Moscú no había descartado tomar medidas junto con la OPEP para estabilizar los mercados petroleros. El petróleo crudo Brent se cotiza actualmente alrededor de US$38 por barril, un 11% más alto que su cierre anterior, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) ha aumentado aproximadamente un 11% hasta colocarse en US$34 por barril este martes.

Los mercados energéticos entraron en caída libre el lunes con precios de petróleo cayendo alrededor del 30%, la mayor baja desde la Guerra del Golfo de 1991.

El desplome se produce después de que Arabia Saudita conmocionó al mercado al lanzar una guerra de precios por no llegarse a un consenso entre la OPEP y Rusia para reducir la producción de petróleo crudo como parte del ejercicio de estabilización del mercado.

Los saudíes decidieron entonces aumentar su producción de forma abrupta, lo que causó conmoción y caos tirando los precios por los suelos.
Junto con los precios del petróleo, las bolsas de la región del golfo pérsico se recuperaron el martes: las acciones de la empresa petrolífera saudí Aramco se recuperaron en la bolsa Tadawul de Arabia Saudita, luego de haber cotizado en rojo un día antes.

Si bien los precios más bajos del petróleo podrían ser algo bueno para los consumidores, la guerra de precios es una amenaza para los productores estadounidenses y las economías que dependen del petróleo.